Publicado en
línea el Sábado 16 de enero de 2021, por JDF
No es nuevo decir que Haití es el país con mayor pobreza y desigualdad del Caribe y en el que la violencia sistémica oprime a la población, el abandono gubernamental del pueblo corona un silencio sistémico global sobre Haití, cuyas noticias poco se difunden y mucho se tergiversan.
El pueblo haitiano ha denunciado inseguridad, crimen, corrupción e impunidad y fortalece su lucha por la salida del poder de Jovenel Moise antes del 7 de febrero, el régimen se empecina en mantenerse y simula reformas constitucionales para apaciguar las demandas sociales, cuando en realidad tiene la intensión de promulgar una nueva Constitución que pudiera poner en riesgo la existencia del Senado y retornar al presidencialismo dictatorial que por décadas gobernó. La situación en Haití es sumamente preocupante, pues los intereses colonialistas del imperialismo han sumido a la nación durante más de dos siglos a una condición de dependencia e injusticia de la que el pueblo aún no logra salir, pues aunque se silencie por los medios de comunicación a favor del imperialismo, en Haití existe la resistencia anticolonialista-imperialista y revolucionaria que lucha por la emancipación del pueblo y el establecimiento de la democracia y la justicia.
Entre otros organismos políticos, el Partido RASIN Kan Pèp La, ha denunciado mediante un comunicado la actitud intervencionista de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de la Organización de los Estados Americanos (OEA), ya que con la escusa de contribuir a redactar una nueva Constitución ambas entidades han enviado representantes alineados al gobierno repudiado, en el comunicado del Partido RASIN Kan Pèp puede leerse: “No hay ninguna ley, ninguna convención internacional que otorgue a esas instituciones el derecho de inmiscuirse en los asuntos internos del país. Esta práctica es la expresión de una visión intervencionista y colonialista, y así como el desprecio que tienen hacia el pueblo haitiano […] Recordamos a todos que la ONU y la OEA son dos instrumentos al servicio de los intereses de los imperialistas, especialmente del imperialismo norteamericano”.
En otra declaración, diversas organizaciones populares y revolucionarias haitianas mencionan que: “El régimen de Jovenel Moise en Haití es completamente ilegítimo y corrupto. Las bandas han cometido muchos delitos, atacando barrios populares y matando a los opositores al régimen con impunidad. Con la profundización de la crisis política y económica, Moise ha estado pidiendo una nueva constitución para consolidar aún más su poder”.
El pueblo haitiano, organizado en la resistencia proletaria-popular requiere la solidaridad internacional de los sectores progresistas y de izquierda del mundo. En nuestra América las voces de justicia para Haití deben multiplicarse y extenderse, para el fin de tantos años de opresión y el surgimiento de una nueva realidad para la primera nación latinoamericana revalidada al calor del deseo de independencia y soberanía. La esperanza de Haití es la misma que tienen todos los pueblos en el mundo.
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