ESPAÑA
Publicado en
línea el Sábado 25 de octubre de 2003, por Oswaldo Roses
Desde el colonialismo que favoreció la revolución industrial el mapa del
ventajismo económico casi no ha cambiado y la mayoría de los países siempre
estarán "en vías de desarrollo" a remolque de quienes lo sustentan o lo
controlan; siempre estarán supeditados a los tejemanejes de quienes les sobran
medios -porque siempre tendrán más que los demás- para especular, negociar con
lo que ven que es de obligada necesidad, con lo que nunca será prescindible para
sobrevivir.
Así, las fuentes de energía, la medicina, la vivienda y las patentes de las
nuevas tecnologías siempre serán el objetivo de la urdimbre especuladora; es
decir de donde se puede hacer más dinero, engañar, manipular con el beneplácito
o con la impotencia de toda justicia de turno.
"Donde manda patrón, no manda marinero"; es decir, ellos ya tienen la dirección,
el negocio total de tal usura, la explotación segura o infalible a largo plazo
que no permitirá ningún estorbo, ninguna vicisitud de idealistas proclives a ser
derrotados sin remedio.
Entonces, lo primero que de África importa es el amor por sus fuentes de energía
y por sus metales preciosos -poseerlos o controlarlos a toda costa-, aunque se
le soborne con un desarrollo "colateral" que siempre será mínimo, de seguir
hacia delante -pero supeditado y bien atado-.
Y es que lo más "sagrado" es que se mande sobre las directrices mismas del gran
negocio, pasando por alto esa poca vergüenza de que unos tienen demasiado y
siempre tendrán demasiado mientras que otros de desesperanza se pelean o se
mueren, porque las primeras necesidades no son suyas o ya "otros" más astutos
las han negociado para que no estén a sus alcances.
De esta forma, con este modelo de explotación, los países ricos siempre tendrán
que hacer frente al acoso de la inmigración, al acoso del fundamentalismo
libertador de los pueblos -que es una inadaptación- y al acoso de algunas
desobediencias más agresivas.
Por otra parte, dentro de algunos países desarrollados, se cumplirá cierto
amaneramiento para controlar también las primeras necesidades -para robar sin
que se den cuenta-; pues, de una vivienda -que es como el pan con el cual no se
juega- se la suben de precio a un trabajador, para que tenga que trabajar tres
veces más o cuatro para poseerla dignamente. Es el caso de España, donde la
vivienda -por especulación- ha triplicado su precio por encima del sueldo medio.
Pero, ante esto, Aznar, él, se va del lado de Bush que le gusta mucho,
subvenciona la fundación del dictador Franco y destruye poco a poco los sectores
económicos más desfavorecidos.
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